La
semana pasada ocurrió una conferencia virtual entre un equipo del Partido
Comunista de China y uno del Partido Comunista de Cuba, con una sesión
titulada: “Seminario Teórico entre el
PCC y el PCCh: Las responsabilidades de la ciencia en el camino al socialismo”.
Es una tarea enorme y compleja. Las dificultades y retrocesos que hubo en el siglo XX, en la construcción de alternativas al capitalismo, no hacen menos necesaria y urgente la tarea. Solamente nos ilustran sus complejidades.
El transito hacia una economía basada en el conocimiento, en la generación y valorización de activos intangibles, y en inversiones sobre innovaciones cuya recuperación contiene más incertidumbres que en la economía tradicional, hace más evidente la disfuncionalidad esencial del sistema capitalista.
Si asumimos que la eficiencia de la inversión y del trabajo incluye la sostenibilidad social y ambiental a mediano plazo, y la reducción de las desigualdades, entonces los mecanismos del mercado son obviamente e inmensamente ineficientes.
Durante mucho tiempo un sentido común construido por economistas defensores del sistema capitalista sostenía que la igualdad y el crecimiento económico eran fenómenos contrapuestos, y que habría que aceptar que las acciones tendientes a reducir desigualdades, de una forma u otra terminarían reduciendo el dinamismo de la economía. La esclavitud en el continente americano generó crecimiento económico para las metrópolis europeas. Pero después el desarrollo tecnológico fue imponiendo una visión opuesta, que evidencia que la desigualdad es ineficiente.
El tránsito hacia una economía de alta tecnología, basada en el conocimiento, requiere expandir el gasto social en bienes públicos tales como la educación, la salud, la seguridad social y la ciencia, lo cual solamente puede ser garantizado por la inversión estatal.
La polémica ideológica sobre las desigualdades conecta con el debate sobre los derechos de propiedad. Como descubrió Marx, el capital siempre tiende a concentrarse, a menos que existan decisiones políticas y marcos regulatorios se lo impidan.
La abolición de la esclavitud deslegitimó el derecho a “poseer” otra persona, pero la propiedad privada sobre los medios de producción sigue legitimando el derecho a poseer los frutos del trabajo de otra persona. Para nosotros, los comunistas, sean unos u otros los términos que se utilicen en el debate, la esencia sigue siendo la vieja contradicción del capitalismo entre el carácter social de la producción y el carácter privado de la apropiación.
El conocimiento, y especialmente el conocimiento científico y tecnológico es un producto social. Nadie puede poseer privadamente todas las piezas de conocimiento precedente necesario para descubrir o para inventar algo. En las sociedades modernas los dispositivos institucionales para la creación y circulación del conocimiento (sistema educacional, instituciones científicas, etc) están en el sector presupuestado, que se financia en la mayoría de los países (incluyendo países capitalistas) con dinero público administrado por el Estado. Los dispositivos institucionales para la transformación de los conocimientos en productos y servicios comercializables están en el sector empresarial.
¿Cómo se produce la conexión entre ambos? La ideología capitalista intenta conectarlos por mecanismos de mercado a través del sistema de patentes, que se apropia de un bien publico (el conocimiento generado en instituciones publicas) para ponerlo en manos de una empresa privada que lo utiliza. Es un sistema que genera enormes costos de transacción y es cada vez menos funcional, a medida que el contenido científico de los bienes y servicios es mayor. La conclusión final es simple, como todas las grandes verdades: el capitalismo no es compatible con la economía basada en el conocimiento.
Pero una cosa es comprender un proceso, y una necesidad histórica de cambio, y otra muy diferente es generar la voluntad política y la cultura para lograr esos cambios. La ciencia solamente no bastará, pero ayudará a crear el contexto necesario para que la cultura y la política hagan su trabajo. La cultura y la política movilizaran voluntades para construir una sociedad más equitativa; pero hará falta también lograr que esa equidad se transforme en crecimiento económico. Ahí están las nuevas responsabilidades de la ciencia.
Las responsabilidades de la ciencia en Cuba
Cuba construye una alternativa, una sociedad mejor y posible, que ha demostrado que se pueden alcanzar elevados niveles de salud, educación y seguridad social, aun con escasos recursos, si se reparten bien, afirmación que se demuestra objetivamente por la disociación entre el PIB por habitante, y los indicadores sociales.
La construcción en Cuba de una economía próspera, sobre la base de la equidad y la cultura, ha estado más de 60 años, y sigue estando, amenazada por el bloqueo económico más largo y brutal de la historia, y por una guerra de ideas (más bien de imágenes, porque ideas no tienen muchas) muy bien financiada que intenta presentar los efectos de la agresión externa como si fueran debilidades internas del socialismo.
La manera en que expresamos el objetivo mayor del proyecto social de los cubanos de construir una sociedad justa, próspera y sostenible, nos dice también que la justicia social es objetivo primordial, pero por si sola no basta. Hace falta que genere prosperidad y sostenibilidad, lo que significa que hay imperativos económicos. Esos imperativos económicos a su vez, en el siglo XXI, exigen una economía innovadora y conectada con la economía mundial. Y ahí es donde aparecen con toda claridad las nuevas responsabilidades de la ciencia.
Después del salto revolucionario de los años 60 que incluyó el desarrollo científico entre las metas mayores del país, y después del segundo salto de los años 90 que reforzó las conexiones de la ciencia con la producción y la economía, necesitamos ahora, entrando el siglo XXI, dar el tercer salto que coloque la ciencia y la innovación en el centro del funcionamiento de la economía. Fidel lo vio y lo dijo en 1993 al expresar que: “La ciencia y las producciones de la ciencia, deben ocupar algún día el primer lugar de la economía nacional……Tenemos que desarrollar las producciones de la inteligencia, y ese es nuestro lugar en el mundo, no habrá otro”.
Sin pretender análisis concluido ni mucho menos recetas, apreciamos que, de los debates que ocurren en caliente en diferentes espacios en el momento en que se escribe este ensayo (2022) van emergiendo estas ideas:
· El Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación de Cuba tiene que crecer, no en proporción al crecimiento económico sino por delante de este, y alcanzar cotas superiores de inversión en ciencia como fracción del PIB, así como niveles superiores por millón de habitantes de cantidad de investigadores, patentes y publicaciones científicas.
·
El crecimiento de la actividad científica
depende de la capacidad de movilización de financiamiento. Estos recursos deben provenir en su mayor parte del sistema
empresarial, pero manteniendo también un componente de financiamiento presupuestado. Ello va a
requerir probablemente el diseño de instituciones financieras nuevas para la
ciencia, bancarias y no-bancarias, y de un marco regulatorio especifico, que
incluya también incentivos para que las empresas inviertan en
Investigación-Desarrollo.
·
Las Universidades están llamadas a convertirse
en el principal dispositivo de “incubación de empresas” en el país,
especialmente empresas innovadoras
pequeñas, y empresas de alta tecnología capaces de construir ciclos
completos de investigación-producción-comercialización. La conexión entre el
sector empresarial y el sector presupuestado (sin desconocer las
especificidades de cada uno) es una de las grandes ventajas del socialismo,
basada en que las empresas fundamentales no son privadas.
· Las tecnologías que se prevén determinantes del desarrollo tecnológico en los próximos años, y que constituyen la llamada “cuarta revolución industrial” (inteligencia artificial, robótica, sensores, procesamiento masivo de datos, manufactura aditiva, nanociencias, nuevos materiales, energía inteligente, nuevas biotecnologías y otras) requieren un impulso diferenciado, pues su potenciación usualmente no ocurre en respuesta a problemas prácticos inmediatos. Cuba tiene la capacidad de crear el potencial humano y la base institucional para ello, pero nos faltan mecanismos integradores de esfuerzos que se han hecho por separado.
·
El desarrollo científico cubano, en tanto que
proceso social y cultural, implica una amplia formación de toda la población en
sus capacidades de entender el carácter objetivo y verificable del conocimiento
científico, y el método de construcción de
conocimiento, y rechazar la pseudo-ciencia y la superstición. Ello está
directamente vinculado con el desarrollo de un sistema educacional científico,
desde la escuela primaria.
·
En el desarrollo de la ciencia en Cuba, el
desarrollo territorial local debe ocupar un lugar clave, y no puede ser visto
solamente como un proceso de transferencia, de “arriba” hacia “abajo” de
competencias y decisiones. Este desarrollo científico territorial se favorece
por la presencia de la educación superior en los municipios, especialmente el
Centro Universitario Municipal, que está llamado a expandir su rol como
constructor y circulador de conocimientos, y como catalizador de las
interacciones entre las instituciones científicas, educacionales y el sistema
empresarial.
Agustín
Lage Dávila
Centro
de Inmunología Molecular
Excelente artículo para estudiar y debatir con el propósito de "captar y comprender" el mensaje del “Seminario Teórico entre el PCC y el PCCh: Las responsabilidades de la ciencia en el camino al socialismo”, con especial énfasis en el papel de la ciencia en el futuro de nuestra Patria.
ResponderEliminarMuy oportuno Lave. Excelentes ideas. Solo que la necesidad de otras formas de propiedad pueden movilizar la economía, generar nuevas opciones. Lo que faltaría,creo, es un Pacto social para moderar el individualismo que generan relaciones capitalistas para incorporarlas a una redistribución social más solidaria y equitativa. Igualmente abogar por principios de equidad social y económica emancipatoria, con participación protagónica en las decisiones económicas y de la sociedad, transparencia gubernamental total y mayor autogestión y autonomía económica y social
ResponderEliminarOvidio D' Angelo...el anterior comentario...investigador social
ResponderEliminarOdangelodanteangelus@gmail.com
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