Todos asistimos en estos días con justa emoción al reconocimiento dado por la Asamblea Nacional del Poder Popular a los científicos que trabajaron en el control de la pandemia de COVID-19 y a la condecoración como Héroes del Trabajo de los principales protagonistas; y escuchamos con satisfacción las cifras de reducción de la cantidad de pacientes y de los fallecimientos, y de incremento de la cobertura de vacunación en adultos y niños, que cada mañana nos anuncia el MINSAP.
Es,
sin dudas, una enorme victoria de nuestro Pueblo, que será dulce para los
muchos cubanos que aman, y amarga para los pocos (aunque existentes) que odian.
Ahora
tenemos que emprender la tarea intelectual de interpretar a fondo la
experiencia de la COVID y extraerle todas las enseñanzas posibles, para que nos
deje también vacunas contra escepticismos (a veces también infecciosos),
pesimismos y apatías al mirar el futuro de la Patria.
Los
componentes de ese análisis imprescindible de las experiencias de la COVID son
muchos, inabarcables en un solo texto, y se relacionan con el perfeccionamiento
de nuestro sistema de salud, el potencial de la atención primaria, las
fortalezas y debilidades del sistema de producción y distribución de
medicamentos, la demanda de ciencia, la cultura de higiene y prevención, la
comunicación social, el fortalecimiento del sistema de instituciones del Poder
Popular, las ciencias sociales, el protagonismo de la juventud, la respuesta
social ante las tendencias demográficas, las dinámicas familiares, la
informatización y la capacidad de gestión de datos, y muchos otros temas que
habrá que ir exprimiendo uno por uno para extraerles enseñanzas y propuestas
prácticas de acción.
No
intentaré generalizaciones, para las cuales carezco de conocimientos y de
datos. Otros compañeros lo harán. Usaré entonces este breve espacio para llamar
la atención sobre uno de los componentes de la respuesta cubana a la COVID, uno
solo entre muchos, pero uno al que muchas veces no miramos con suficiente
profundidad: LAS EMPRESAS.
Algunos
se preguntarán: ¿Qué tiene que ver la COVID con los temas económicos y
empresariales que están siendo al mismo tiempo objeto de debate intenso en la
sociedad cubana?
Pues
sucede que hay mucha relación entre ambos debates:
¿Porqué
pudimos crear vacunas en tiempo récord?. ¿Porqué pudimos llevar la producción a
escalas suficientes para cobertura total?. ¿Porqué pudimos aplicar masivamente
interferones en las etapas tempranas?. ¿Porqué
aparecieron rápidamente y se ensayaron en pruebas clínicas anticuerpos
monoclonales y péptidos para el control de la inflamación sistémica de la
COVID? ¿Porqué se montó con agilidad la producción de hisopos? ¿Porqué se logró
diseñar y producir respiradores de alta tecnología?
Muy
cierto es que teníamos (y tenemos) lo más importante: La gente. Científicos y
tecnólogos preparados y expertos, motivados por su labor, y exponentes de los
valores morales de la Revolución y el Socialismo.
Pero
aun teniendo eso, no hubiese sido suficiente si hubieran sido individuos
aislados, o vinculados por relaciones de mercado, y con visiones estrechas de
su campo de trabajo. Las personas son el punto de partida, sin lo cual nada es
posible, pero después, en un plano superior, están las formas concretas en que
las personas se agrupan y trabajan. La sociedad humana es más, mucho más, que
una suma de individuos.
La
fortaleza de esta historia es que también estaban
las empresas, desde antes de la COVID.
Y
no empresas cualesquiera, sino empresas:
- Que eran (y son) propiedad socialista del todo el Pueblo, representado por el Estado
- Que emergieron muchas de ellas dentro del sector académico presupuestado y se transformaron después en empresas
- Que incluían la investigación científica dentro de la gestión empresarial
- Que crearon capacidades de producción propias
- Que asimilaban permanentemente nuevas tecnologías
- Que lograban, muchas de ellas, cerrar un ciclo económico de investigación, desarrollo de productos, escalado productivo y comercialización
- Que lograban, cada una de manera descentralizada, balances financieros positivos en moneda nacional y en divisa para hacer sostenible su operación.
- Que hacían, muchas de ellas, su propia gestión comercial exportadora
- Que implementaron complejos y modernos sistemas de aseguramiento de calidad y recibieron inspecciones regulatorias de Cuba y de otros países
- Que desplegaron inserción internacional en todo el ciclo de desarrollo, mediante colaboraciones científicas, cadenas productivas internacionales y empresas mixtas en el exterior
- Que luchaban por combinar, en sus estructuras superiores (Frente Biológico- Polo Científico- Biocubafarma), un balance adecuado entre coordinación estratégica y descentralización operativa
- Que participaban en espacios de coordinación sistemática entre ellas y con organizaciones del sector presupuestado, tanto del sistema de salud como del sistema de ciencia, tecnología e innovación
- Que habían formado decenas de cuadros para esas diversas y complejas tareas.
- Que mantenían una comunicación permanente y bidireccional con los altos niveles de dirección del país, fruto de la atención directa que les dio el Comandante en Jefe Fidel Castro desde los momentos fundacionales.
Todo
eso existía antes de la COVID. Llegada la pandemia, esa artillería pesada
apuntó al coronavirus. E hizo blanco.
En
el enfrentamiento a la COVID recogimos bien la cosecha, pero las semillas
estaban sembradas, décadas antes.
La
lección a aprender es que formar organizaciones es tan importante como formar
personas, que las personas son diversas pero las organizaciones también, que
las personas deben ser innovadoras pero las organizaciones también, que las
personas no deben envejecer temprano, pero las organizaciones tampoco.
¿Es
todo esto una singularidad de la biotecnología? Seguro que no. Es una historia
que hay que repetir en las tecnologías emergentes de la informática, la
inteligencia artificial, los macro-datos, la robótica, las nanotecnologías, los
nuevos materiales, la manufactura aditiva, la energía inteligente, y otras
tecnologías de avanzada que dibujan la llamada “cuarta revolución industrial”,
y que quizás tienen hoy todavía la inmadurez que tenía la biotecnología mundial en los
80, pero que ya comienzan a “parir” sistemas empresariales.
Es
el momento: los cambios en el contexto jurídico de la economía cubana
(atribuciones de la empresa estatal, empresas de alta tecnología, parques
tecnológicos, diversidad de actores económicos, pequeñas y medianas empresas,
atribuciones de los territorios y otros) abren el camino.
Los jóvenes tendrán que recorrerlo. Y rápido.
Agustín
Lage Davila
Centro
de Inmunología Molecular
Muy buena su reflexión, la Covid cambió el panorama mundial, pero también nos reafirmó las potencialidades y que cuando nos unimos ellas se multiplican
ResponderEliminarMuy oportuna esta reflexión. Lo alcanzado en tiempos de Covid-19 por el sistema empresarial de Biocubafarma, con recrudecimiento del bloqueo de EEUU contra Cuba incluido, no puede menos que ser estudiado para extraer experiencias que en otros sistemas empresariales pudieran generalizarse, salvando las diferencias. Y hacerlo a la brevedad posible, a la velocidad que demanda el presente, con la mirada puesta en el futuro luminoso de la Patria, muy pesar de las ilusiones de los pobres de espíritu que no aciertan a comprender la Historia.
ResponderEliminarAgustin Lage dice:
ResponderEliminarPero aun teniendo eso, no hubiese sido suficiente si hubieran sido individuos aislados, o vinculados por relaciones de mercado, y con visiones estrechas de su campo de trabajo. Las personas son el punto de partida, sin lo cual nada es posible, pero después, en un plano superior, están las formas concretas en que las personas se agrupan y trabajan. La sociedad humana es más, mucho más, que una suma de individuos.
Esta opinión suya es (a mi juicio) perfecta.
Pero ¿donde está la politica de cuadros?
El presidente de la Asamblea provincial en P del Río ceso en su cargo y paso a Vicedirector provincial de Recursos Hidráulicos
El jefe de la Comisión de Implementación de los lineamientos ceso en sus funciones y pasó a dririgir TabaCuba
Afortunadamente, hasta hoy, la nomenclatura no ha nombrado a un Arquitecto como Director de un hospital o Ministro de Salud