miércoles, 28 de julio de 2021

EL DIFERENDO HISTÓRICO ENTRE CUBA Y LOS ESTADOS UNIDOS TIENE MÁS DE 200 AÑOS.

 ¿POR QUÉ TENEMOS UN DIFERENDO HISTÓRICO CON LOS ESTADOS UNIDOS?

 Los procesos sociales que vemos a nuestro alrededor (y en los que participamos todos de una forma u otra) son siempre parte de procesos mayores, y esto hay que entenderlo para que nuestras ideas y actitudes no queden atrapadas en visiones locales o coyunturales.

La capacidad de conectar los acontecimientos es uno de los principales atributos de la inteligencia y la cultura del hombre.

El Bloqueo a Cuba impuesto ilegal e inmoralmente por el gobierno de los Estados Unidos tiene más de 60 años, pero es parte de un proceso mayor: es parte de un diferendo histórico entre ambos países que tiene más de 200 años.

Tiene sus raíces en el surgimiento de ambas naciones, de los Estados Unidos y de Cuba.

La independencia de las 13 colonias británicas que dieron origen a los Estados Unidos fue proclamada en 1776 y fue reconocida por Gran Bretaña en 1783. En aquel momento la frontera oeste era el río Misisipi. A partir de ahí iniciaron un constante proceso de expansión territorial: En 1803 negociaron con Francia la adquisición de Luisiana; en 1818 acordaron con Gran Bretaña la ocupación conjunta de Oregón; en 1819 adquirieron de España la Florida; en 1845 anexaron Texas, lo cual provocó una guerra con Méjico. Al vencer en esa guerra en 1848 duplicaron su territorio al adquirir California, Nuevo Méjico, Arizona, Utah y Nevada. Méjico perdió la mitad de su territorio. En 1867 le compraron a Rusia el territorio de Alaska. En 1898 anexaron Hawai. Luego, como consecuencia de la guerra con España, ocuparon Puerto Rico y Filipinas.

Todo ese proceso de expansión se detuvo en Cuba, isla que venían intentado adquirir con ofertas a España desde décadas antes.

Ya desde 1823, John Quincy Adams, entonces Secretario de Estado (después Presidente en 1825) había escrito: “Esas islas de Cuba y Puerto Rico, por su posición local, son apéndices del Continente Americano, y una de ellas, Cuba, casi a la vista de nuestras costas, ha venido a ser de trascendental importancia para los intereses políticos y comerciales de nuestra Unión.”

Así se desarrollaba ,durante el siglo XIX, el diferendo entre el interés estadounidense por anexarse Cuba, y la lucha del pueblo cubano por su libertad.

A mediados del siglo XIX surgía en la isla el movimiento anexionista, promovido por hacendados azucareros que buscaban la anexión a los estados esclavistas del sur de los Estados Unidos, como manera de preservar la esclavitud y obtener ventajas comerciales.

La heroica lucha del pueblo cubano en sus guerras de independencia, por más de 30 años, y las victorias del ejército mambí en la manigua redentora hicieron imposible la anexión.

Para el proceso de expansión territorial de los Estados Unidos, Cuba quedó como su “tarea pendiente”.

José Martí asumió el freno a la expansión norteamericana como la misión de su vida.

Así lo escribió en su carta testamento horas antes de morir en combate: “… impedir a tiempo, con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos, y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso.”  Y de Antonio Maceo recordamos la respuesta que diera en 1890 a un joven que le comentó la posibilidad de que la anexión de Cuba a Estados Unidos. Esta fue su respuesta: “Creo ,joven, …que ese sería el único caso en que tal vez estaría yo al lado de los españoles”.

Hay que subrayar además, que nunca fue solamente un diferendo territorial. Se trataba además, de conceptos diferentes sobre la sociedad humana.

Los Estados Unidos emergieron como nación primero manteniendo la esclavitud (que no fue abolida sino 82 años después de la independencia) y luego impulsando un capitalismo industrial que incubó agudos conflictos sociales. José Martí, que estudió y comprendió la sociedad norteamericana como pocos en su tiempo escribió en 1871:

 “Nuestra vida no se asemeja a la suya, ni debe en muchos puntos asemejarse. ……Las leyes americanas han dado al norte alto grado de prosperidad y lo han elevado también al mas alto grado de corrupción. Lo han metalificado para hacerlo prospero. ¡Maldita sea la prosperidad a tanta costa!”

El proyecto de república “con todos y para el bien de todos” de Martí era bien diferente de la imitación del capitalismo estadounidense.

En la segunda mitad del siglo XX el diferendo histórico entre Cuba y los Estados Unidos continuó expresado ahora en la tenaz oposición de las clases dominantes y los políticos norteamericanos (noten de nuevo que no hablo del pueblo de los Estados Unidos) al proyecto de nación independiente, soberana, socialista, democrática, próspera y sostenible de la Revolución Socialista cubana.

Se trata de dos concepciones diferentes de la convivencia humana, de la organización de los hombres para la vida social y el trabajo, y de la distribución de sus frutos.

La creencia básica del capitalismo (incluso en los que honestamente creen todavía en el capitalismo) es la construcción de prosperidad material basada en la propiedad privada y la competencia entre los hombres. La nuestra se basa en la creatividad movida por los ideales de equidad y solidaridad entre las personas, incluidas las generaciones futuras.

Ese es el problema esencial: todo lo demás, incluido el bloqueo, son sus expresiones particulares.

La guerra de imágenes y la ofensiva mediática diseñadas contra Cuba y puestas en marcha en los últimos meses, que hemos visto con espanto por su contenido de mentira e incultura, es sólo el más reciente capítulo de un diferendo histórico de 200 años.

Y es muy importante que todos, y especialmente los jóvenes de hoy, conozcamos sus profundas raíces.

Es la soberanía nacional y la justicia social (indisolublemente vinculadas) lo que está en juego, y las vamos a seguir defendiendo, aunque nos tome 200 años más.

Agustín Lage Dávila

Centro de Inmunología Molecular

 

 

 

 

 

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