lunes, 17 de enero de 2022

LA REVOLUCIÓN EN LA REPÚBLICA (reflexiones en el Día de la Ciencia del 2022)

 

Contaba Julio Antonio Mella que Martí le expresó una vez a su compañero Carlos Baliño que: “La Revolución no es la que vamos a iniciar en las maniguas: sino la que vamos a desarrollar en la República”.  Las celebraciones por el Día de la Ciencia me han hecho recordar una y otra vez en estos días esa visión de Martí.

 Y también el inicio del discurso que pronunció Fidel al llegar a “Ciudad Libertad” el 8 de enero de 1959 en que dijo: “…la alegría es inmensa, y sin embargo queda mucho por hacer todavía. No nos engañemos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil”.

 Coincidían ambos líderes históricos en alertarnos que también las victorias abren las puertas a etapas nuevas, que contienen nuevos peligros y desafíos; y que el deber de los revolucionarios es reflexionar al mismo tiempo en ambas cosas: las raíces de las victorias alcanzadas, y los nuevos retos y deberes que vienen.

 Los resultados de la ciencia cubana que celebramos en estos días son sin dudas una victoria grande, cuya interpretación rebasa con mucho el marco del control de la pandemia. En el acto por la efemérides, celebrado el pasado viernes, el Dr. Rolando Pérez, Director de Innovación de BIOCUBAFARMA decía: “El éxito en el plan nacional de enfrentamiento a la Covid-19 ha generado un cambio en la percepción social de la ciencia y de los científicos en la población cubana. La ciencia y la innovación han devenido en factores de transformación de la cultura nacional”. Y Rolando no estaba exagerando: las vacunas que controlaron la enfermedad severa, los biofármacos que redujeron la mortalidad, y otros muchos productos y procesos que se utilizaron con éxito, no son hechos aislados, sino consecuencias de un largo y complejo camino de construcción de capacidades de respuesta social basadas en el conocimiento.

 Desarrollar una nueva vacuna (y se hicieron cinco), o un nuevo péptido o anticuerpo (también hay varios), requiere ciertamente que haya científicos con ideas innovadoras para diseñarlos y obtenerlos en el laboratorio, pero también requiere la existencia previa de experiencias en otras vacunas y otros biofármacos, los tecnólogos y las instalaciones para escalar rápidamente la producción a millones de dosis, los analistas capaces de montar sistemas de calidad que garanticen, lote por lote, la seguridad, la eficacia y la consistencia de los productos, los médicos con experiencia en el diseño y conducción de ensayos clínicos, los matemáticos capaces de manejar un flujo de millones de datos y analizarlos, los gestores de logística capaces de asegurar los insumos y burlar frecuentemente el bloqueo, los directivos de salud con experiencia en el montaje de intervenciones sanitarias complejas a escala poblacional, y la lista sigue.

 Son miles de personas, decenas de instituciones y décadas de experiencia. El éxito en el enfrentamiento a la Covid-19 demuestra que las tenemos. Y no están solamente en el sector salud. Pueden ser determinantes en la batalla económica, que es la que decidirá nuestro futuro.

 Para que lo sean, y en la misma justa celebración, o apenas después de un breve “punto y coma”, tenemos que continuar analizando los desafíos nuevos, o al menos nuevos en su magnitud, que condicionan el contexto difícil en que debemos avanzar.

 El mundo económico del 2022 no es el de 1960:

 1.   La globalización de la economía nos obliga a incrementar aceleradamente la fracción de nuestro PIB que realizamos en el comercio exterior. Ello trae el imperativo de competitividad a escala global de nuestros productos y procesos productivos. La viabilidad comercial de un producto nuestro puede ser erosionada por una innovación o una decisión regulatoria ocurrida en otro país, a miles de kilómetros de distancia.

2.   El cambio tecnológico rápido, identificado ahora como la 4ª Revolución Industrial, interconecta sectores de la economía antes separados, y hace cada vez más difícil avanzar en uno de ellos selectivamente, si no se avanza en otros. Podemos tomar como ilustración el campo de las ciencias de la vida, donde han brillado nuestros investigadores, y en el que se avizora un futuro de convergencia entre la biología, las ciencias de la información y las nanotecnologías.

3.   La migración de personal calificado en el mundo se ha multiplicado, a tono con la globalización, y esto no es un problema exclusivamente cubano. Es un proceso que contiene el componente técnico del carácter cada vez más internacional del esfuerzo científico, mezclado con el componente político del robo organizado de los talentos que surgen en el sur del mundo.  Tal contexto nos plantea el reto de la inserción internacional de nuestra ciencia y nuestra industria, que no debemos rehuir, sino al contrario conducir nosotros mismos, creando más conexiones, desde nuestras estrategias nacionales. Cambio tecnológico e inserción internacional son dos objetivos que se condicionan mutuamente.

4.   Internamente en el contexto cubano, las limitaciones de financiamiento y especialmente de inversión, y los efectos acumulativos de décadas de bloqueo, hay causado un deterioro palpable de la infraestructura técnica para la investigación y la producción. Sabemos los orígenes de este problema (tema para otro comentario), pero ello no nos exonera del deber de encontrar las vías para revertirlo.

5.   También internamente en el contexto cubano, la imprescindible conexión entre la ciencia y la economía (uno de los logros del sector biotecnológico), pasa ahora por una creciente diversidad de actores económicos y cambios necesarios en el marco regulatorio, que será amenaza o fortaleza según seamos eficaces en manejarlos.

 Es justo que disfrutemos la alegría por los resultados obtenidos. Son grandes. Y los vamos a celebrar en grande. Quien intente desconocerlos o minimizarlos es porque no entiende nada de lo que sucede, o no quiere entender. Los pesimistas de siempre no nos van a ensombrecer la celebración.

 Pero no nos vamos a quedar en la celebración, por justa que esta sea, y lo es. La alegría contendrá también profundidad de pensamiento, objetividad y valentía en los análisis, identificación de riesgos y oportunidades, y consecuencia y audacia en la implementación de lo que hay que hacer ahora.

 Tenemos inteligencia suficiente para eso, pero no hay recetas. Hay que seguir, como anticipó Martí, haciendo “Revolución en la República”.

 Agustín Lage Dávila

Centro de Inmunología Molecular

2 comentarios:

  1. Saludos profesor.
    Todavía me sigo preguntando porqué sus artículos no son motivo de debate en los IPVC?.
    Con relación a este artículo: Si en algo me ayudan sus materiales es en el ánimo que me dan para seguir enfrentando los obstáculos del día a día.
    Yo veo bastante complejo lo de los actores económico. A mí entender estamos siendo eficiente a costa de los precios abusivos y lo otro es que se revende demasiado cuando la tónica debía ser producir. Entonces te encuentras a grandes productores, empresarios, emprendedores o como se le quiera llamar que compran en occidente un camión de ajo, cebolla, etc y lo venden aquí en Gtmo con otro precio, por supuesto mayor. Lo que se quiere es q ese ajo o esa cebolla se produzca aquí y así no se incluye en el precio lo relacionado con la transportación.
    Otra cosa que me sigue preocupando es como medir la aplicación de la autonomía y todo lo que tiene q ver con el desarrollo endógeno de los mcpio.
    Profe, estás son cosas q el pueblo siente mucho en carne propia, por eso hay que trabajar fuerte en ellas.

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  2. Vale la alerta y el llamado a tomar como referencia lo hecho en el enfrentamiento a la Covid-19 con nuestros propios esfuerzos y en un contexto económico, comercial y financiero extraordinariamente complejo y desfavorable. Sobre todo porque simultáneamente con esos avances científicos, tecnológicos e innovadores por salvar miles de vidas, al estar justa y necesariamente concentrada la atención en ese frente, otros no pudieron ser atendidos, y ahora en la recuperación poscovid hay que recuperar lo perdido y avanzar mucho más. Y acortar los plazos, para optimizar procesos, hay que gestionar con apego a reglas de CTI, en todos los frentes. Sobre todo el económico.

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